¿Se acabó el milagro panameño?

Panamá es un país de profundas contradicciones, y por eso mismo, de grandes oportunidades.

Durante un período de aproximadamente 15 años, el país mantuvo un crecimiento destacado con un PIB del 6.7%. Ese crecimiento sostenido se produjo entre 2005 y 2019 -cuando se empezaron a programar y realizar una serie de obras de infraestructuras importantes, especialmente la ampliación del Canal, el metro de la ciudad de Panamá, entre otras-, aunque la desaceleración inició en 2013.

Ese crecimiento tuvo un impacto positivo en la reducción de la pobreza (de 48% en 1991 a 12.9% en 2023 según el Banco Mundial), pero no en la profunda brecha de desigualdad que caracteriza a Panamá, y que ubica al país en un penoso tercer puesto en inequidad, junto a Brasil y Colombia.

En otras palabras, el crecimiento y la estabilidad macroeconómica del país se enfrentan a fuertes problemas sociales.

Hoy, tras la dura prueba que representó la pandemia, el país intenta recuperar la senda del crecimiento, para lograr mayores y mejores oportunidades para todos, especialmente para los jóvenes que salen al mercado laboral y no suelen encontrar las oportunidades que buscan para su realización personal y la construcción de su futuro.

Las cifras son elocuentes. Tras un repunte en 2022, la tasa de desocupación ha ido en aumento: de 7.4% (155,625 personas) en 2023 a 9.5% (202,609 personas) en 2024, según datos del Instituto Nacional de Estadísticas y Censo (INEC).

Además, en 2024 existían registradas 771,603 personas que trabajan en el sector informal no agrícola, lo que implica que 49 de cada 100 ocupados lo están en el sector informal.

Por su parte, la Población Económicamente Activa (PEA) registró la mayor caída en los últimos 16 años, ya que pasó de 62.7% en 2007 a 56.7% en 2023. También aumentó el porcentaje de las personas que no trabajan y no buscan empleos (de 37% en 2007 a 43% en 2023).

El desempleo juvenil representó el 54% del desempleo total en el año 2022. Es decir, de cada 100 desocupados, 54 tienen entre 15 y 29 años. El desempleo en Panamá tiene rostro joven.